- La investigación revela que demasiada actividad social puede ser contraproducente e incitar a la depresión.
Es un hecho que socializar contribuye al bienestar de la salud mental. Es algo que se tiene muy en cuenta sobre todo en este 2020, el año del confinamiento. También se ha demostrado que participar en actividades sociales, como por ejemplo el voluntariado, es bueno también para nuestra salud psíquica. Pero un estudio reciente revela que a veces, hasta las cosas buenas pueden resultar demasiado.
El estudio consistió en hacer un seguimiento de personas de 50 años o más de 13 países europeos, durante un período de dos años, para explorar cómo el voluntariado, la educación, la participación en grupos políticos o religiosos o la participación en clubes deportivos o sociales influyeron en su salud mental.
Del mismo modo, se analizó también cuántas relaciones sociales cercanas tenían los participantes en el estudio, definidas como el tipo de relaciones en las que hablarían de asuntos personales importantes.
El estudio reveló que las actividades sociales beneficiaron especialmente a las personas que estaban relativamente aisladas socialmente, con tres o menos relaciones cercanas.
En cambio, para las personas con un mayor número de relaciones cercanas, la participación en actividades sociales no pareció mejorar su salud mental. Incluso podría ser perjudicial para algunos de ellos.
A pesar de que el aislamiento social es perjudicial para la salud, el estudio, llevado a cabo por investigadores de cuatro universidades (Sur de Dinamarca, Oxford y Wellington en Nueva Zelanda) sostiene que las personas que lo experimentan pueden tomar medidas para mejorar su situación, por ejemplo, participando en actividades sociales formales.
Entre las personas que estaban relativamente aisladas socialmente, la investigación, recogida por Science Alert, halló que una mayor participación en las actividades sociales estaba relacionada con una mejor calidad de vida y menos síntomas de depresión.
Disminuye la depresión
El estudio explica que si estas personas participaran regularmente en actividades sociales, se produciría un aumento del 5 al 12% en las personas que informan tener una mejor calidad de vida y una reducción del 4 al 8% en las personas que experimentan síntomas de depresión.
Y esto es importante porque según el estudio, el 70% de las personas en la muestra (mayores de 50 años, en Europa) tienen tres o menos relaciones cercanas.
Si bien la estudios anteriores han sugerido que tener más relaciones sociales siempre es mejor, este nuevo estudio indica que puede no ser el caso. Así como demasiada actividad física puede comprometer la salud mental, demasiada actividad social también puede ser contraproducente.
Cuando se observa cómo dos de las variables del estudio (calidad de vida y síntomas de depresión) se mapean con dos variables de interés (número de actividades sociales y número de relaciones cercanas), el estudio recoge curvas en forma de ‘U’.
Es decir, hay mala salud mental en niveles bajos de actividad social, buena salud mental en niveles moderados de actividad social y, nuevamente, mala salud mental en niveles altos de actividad social.
La depresión pareció minimizarse cuando las personas decían tener cuatro o cinco relaciones cercanas y participar en actividades sociales semanalmente. Con cualquier actividad social mayor que esta, los beneficios comenzaron a disminuir, desaparecer o volverse negativos.
Esta recesión fue particularmente clara entre las personas que decían tener siete o más relaciones cercanas. Para estas personas muy ocupadas, participar en actividades sociales estaba relacionado con un aumento de los síntomas depresivos.
Según el estudio, las personas generalmente dicen tener un promedio de cinco amigos cercanos. Los extrovertidos tienden a informar que tienen más amigos, pero al mismo tiempo se trata de amistades más débiles.
Los investigadores sostienen que las personas extrovertidas prefieren distribuir sus esfuerzos sociales entre mucha gente. Esto contrasta con los introvertidos, que prefieren centrar sus esfuerzos sociales en menos personas para asegurarse de que esas amistades funcionen bien.
Otra posibilidad es que demasiada actividad social se convierta en un factor de estrés. Esto puede conducir a resultados negativos, como un exceso de compromiso social, agotamiento emocional y cognitivo, fatiga o sentimientos de culpa cuando las relaciones sociales no se alimentan adecuadamente debido al tiempo limitado.
Fuente de información: https://www.20minutos.es/noticia/4439861/0/vida-social-salud-mental-numero-amigos/
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