Artrosis y artritis se utilizan indistintamente cuando hablamos sobre el dolor de nuestros huesos o músculos, a veces incluidos síntomas como cansancio o fiebre. Aun así, como a todos los gusta hablar correctamente, sobre todo cuando el tema a tratar es nuestra salud, aquí os dejamos las principales diferencias de estas patologías y sus posibles soluciones.
Artrosis
Se trata de una degeneración crónica del cartílago que tenemos entre las articulaciones. Es este cartílago el encargado de que nuestros huesos se rocen entre sí, por ello al irse desgastando comienzan a aparecer los síntomas de esta enfermedad: se va perdiendo flexibilidad y aparece un dolor muy agudo en las articulaciones. La degeneración puede darse en cualquier parte del cuerpo, pero son las que más usamos las que mayor probabilidad tienen de padecerlas: las manos, las rodillas, las caderas, la columna y los pies.
Se produce habitualmente cuando las personas llegan a la vejez, o en aquellas que han realizado muchos esfuerzos, de manera constante, en sus articulaciones: trabajos repetitivos o deportistas de élite. En ambos casos este desgaste se acelera.
Artritis
En esta enfermedad las articulaciones son las protagonistas, las cuales están afectadas a un nivel más general. Tanto si se trata de una artritis reumatoide como de una infecciosa, es habitual mostrar fiebre o cansancio, debidos a la reacción del sistema inmune ante la enfermedad. El dolor que produce la artritis no se alivia cuando estamos en reposo, sino que está siempre de forma permanente. Las articulaciones se muestran hinchadas, enrojecidas o calientes, sin realizar crujidos a diferencia de la artrosis.
A diferencia de la artritis, donde al haber una causa autoinmune o infecciosa las analíticas pueden ayudarnos a detectar la enfermedad, en el caso de la artrosis son los síntomas articulares la clave para diagnosticarla. Y es que estas pruebas las realizará un profesional sanitario para encontrar la causa del problema. Guiándose con la exploración física y el cuadro cínico que describa el paciente será suficiente, aunque podría realizar también una prueba radiológica en algunos casos.
La artrosis se trata de una degeneración para la cual no existe una cura. Sin embargo, sí se puede trabajar para prevenirla y para, una vez que la padecemos, frenar el daño en la articulación y disminuir el dolor. Entre las principales medidas se recomiendan el reposo, el ejercicio suave, y, sobre todo, evitar la obesidad ya que multiplica el esfuerzo que deben realizar las articulaciones en cada movimiento, así como el uso de analgésicos o antiinflamatorios si el dolor es muy intenso.
Fuente de información: https://www.65ymas.com/salud/artrosis-artritis-diferencias-tratamientos_20982_102.html