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Así puedes distinguir la alergia del coronavirus

Mujer con rinitis por alergia al polen.

Estos días, los pacientes alérgicos al polen están consultando mucho a los especialistas sobre si su alergia puede aumentar el riesgo de infección por coronavirus. “Los datos que tenemos por el momento sobre el COVID-19 no parecen indicar que ser alérgico conlleve mayor riesgo de contraer la infección. De hecho, el sistema inmunitario de una persona alérgica funciona como el de una persona que no lo es con respecto a su función de defensa frente a microorganismos”. 

Los síntomas que comparten alergia al polen y coronavirus son escasos, porque la alergia provoca molestias a nivel nasal (picor de nariz, estornudos, destilación nasal acuosa y, a veces, congestión nasal), pero, en general, no se asocia con malestar ni con fiebre. Además, los síntomas alérgicos son bastante intermitentes, ya que aparecen en el momento de estar al aire libre y en los días de más viento y desaparecen al rato de entrar en casa”, explica a CuídatePlus Pedro Ojeda, responsable de Comunicación de la Seaic. Además, “los síntomas de la rinitis alérgica suelen remitir con cierta rapidez tras la toma de antihistamínicos tópicos u orales y la presencia de fiebre es nula, salvo que se complique con sinusitis aguda”.

En una infección leve por coronavirus, los síntomas son más parecidos a los de un catarro, con una congestión nasal más persistente, con mucosidad espesa y de un color amarillo-verdoso. Otros signos asociados son el dolor de garganta, el cansancio, el abatimiento y los dolores musculares. Si la infección progresa y se agrava, aparecerá la sensación de falta de aire.

La tos seca es un síntoma común en muchas patologías. Si esa tos es debida a pólenes, aparecerá cuando el paciente ha estado al aire libre y remitirá cuando el paciente utilice su broncodilatador. Por otro lado, la tos asmática, por lo general, no vendrá acompañada de fiebre, dolor muscular, etcétera. Sin embargo, la tos por coronavirus es persistente y no desaparece con medicación”, especifica el miembro de la Seaic.

¿La toma de antihistamínicos enmascara el inicio de síntomas del coronavirus?

Los antihistamínicos -fármacos utilizados para el alivio de los síntomas de la alergia- no camuflan el inicio de una infección por coronavirus, “ya que lo que controlan estos medicamentos es el picor de ojos y nariz, los estornudos y, un poco, el agüilla nasal. Lo que no controlan los antihistamínicos es la inflamación de la mucosa. En ese aspecto, los pacientes pueden estar tranquilos”, afirma Ojeda.
 
El alergólogo añade que “lo que sí podría enmascarar el inicio de una infección es la toma de antiinflamatorios”.
El especialista comenta que es previsible que, como consecuencia de las semanas en cuarentena a las que obliga el estado de alarma para controlar la propagación del COVI-19, no sea necesario que los pacientes alérgicos utilicen antihistamínicos durante este tiempo porque los síntomas que padezcan serán mínimos o nulos.

¿Qué pasa si el paciente estaba recibiendo la vacuna de la alergia?

Ojeda plantea varios escenarios en el caso de la vacuna de la alergia y la situación de aislamiento por esta crisis de coronavirus:

  1. Por un lado, está el paciente que estaba recibiendo una vacuna inyectada. Y dentro de este grupo, hay dos tipos de pautas. Algunos pacientes se tienen que poner la vacuna durante todo el año y, normalmente, reciben una dosis una vez al mes. Lo que recomienda la Seaic en este caso es que, si no es estrictamente necesario, se espacie esa dosis dos meses o el tiempo que sea necesario.

    El segundo tipo de vacunas inyectadas son las de pauta preestacional. Generalmente, se administra la dosis una vez por semana durante aproximadamente cuatro semanas. Por ejemplo, los alérgicos a los pólenes de gramíneas deberían haber empezado en marzo a ponerse la vacuna. Como seguramente la tengan ya comprada, es recomendable que se pongan en contacto con su alergólogo o su centro médico para ir a que se la inyecten.
     
  2. La vacuna sublingual, que se administra depositando unas gotas debajo de la lengua o en forma de tabletas liofilizadas, puede y debe ponérsela el propio paciente en su domicilio.


Extremar las precauciones en asma

Para los pacientes con asma, la situación cambia. Las vías respiratorias de las personas asmáticas son más susceptibles a las infecciones respiratorias, especialmente las víricas. Este tipo de infecciones suelen generar mayor inflamación bronquial en la persona asmática que en la no asmática, induciendo hiperreactividad bronquial y mayor riesgo de crisis.

Por este motivo, los alergólogos recomiendan que las personas con asma extremen las precauciones en relación con este virus, ya que cualquier infección respiratoria podría desestabilizar el asma del paciente. “El coronavirus tiene una predilección especial por los pulmones y se podría inducir un mayor grado de inflamación en las vías respiratorias, mayor riesgo de crisis de asma y, posiblemente, mayor gravedad de la infección por el COVID-19”, puntualiza Ángel Moral, presidente del Comité de Aerobiología de la Seaic. 

En este sentido, los expertos instan a los pacientes asmáticos a que sigan un protocolo especial y que cumplan correctamente y todos los días con el tratamiento prescrito por su médico. “Hacer el tratamiento irregularmente o dejar de tomarlo porque se encuentran bien puede contribuir a que la inflamación de los bronquios empiece a descontrolarse, aunque inicialmente el paciente no se dé cuenta de ello. Esa leve inflamación puede motivar que los bronquios sean más susceptibles a las infecciones respiratorias”, alerta Moral.

Por eso, en las circunstancias actuales, el paciente asmático debe ser aún más disciplinado con las medidas generales de prevención del contagio por coronavirus: lavado frecuente de manos, disminuir las relaciones interpersonales innecesarias, evitar el contacto con las personas que tengan síntomas de infección respiratoria (por leve que sea) y usar mascarilla si precisan frecuentar zonas de mayor riesgo como centros sanitarios o urgencias.

Es más, “con un asma bien controlada, deben posponer su revisión médica para cuando buenamente se pueda. Los pacientes asmáticos que notan que empiezan a estar algo descontrolados -aquellos que necesitan usar el inhalador de rescate más a menudo (en una semana más de dos o tres días)- tienen que doblar la dosis del inhalador que estén usando y mantenerla así durante una o dos semanas. Si logran controlar así su enfermedad, deberán bajar a su dosis habitual. Si aun así su asma se sigue deteriorando, deben contactar con su médico por vía telefónica para que estime si el paciente tiene que ir a la consulta de alergia, neumología o atención primaria para que le reajusten el tratamiento”, indica Ojeda.

Debido a que los servicios de urgencias están ahora saturados por el brote de coronavirus y suponen un foco de contagio, se aconseja no acudir a estos salvo que el paciente sufra una crisis de asma importante con una clara dificultad respiratoria.

Recomendaciones para un alérgico y asmático con infección leve por COVID-19

Ojeda señala que en caso que un paciente con síntomas de rinitis alérgica contraiga el coronavirus puede combinar antitérmicos –aconsejados para la fiebre- con antihistamínicos -para esa rinitis-.

“Si un paciente asmático contrae el COVID-19 tiene que seguir su tratamiento para el asma, ya que no se ha demostrado que la toma de corticoides inhalados aumente el riesgo de una infección más grave por coronavirus. De hecho, sucede todo lo contrario, cuanto más controlada esté la inflamación de los bronquios en estos pacientes, mejor será su evolución clínica”, destaca el responsable de Comunicación de la Seaic.

Niños: alergia al polen, asma y coronavirus

Hasta el momento, los datos epidemiológicos están demostrando que el COVID-19 afecta levemente a la población infantil en cuanto a intensidad de la infección. “Esto no quiere decir que se infecten menos. Se infectan igual que los adultos, pero en ellos la infección pasa asintomática o con escasos síntomas en la inmensa mayoría de los casos. Por eso son unos excelentes vectores (o vehículos) del virus”, dice Ojeda.

En el caso de los niños alérgicos, estos tienen el mismo riesgo de contagiarse que los que no lo son y no presentan un mayor riesgo de padecer una manifestación más grave de la infección por coronavirus. Por este motivo, la población infantil con alergia no debe seguir protocolos distintos a los de los adultos con respecto a las medidas generales de la prevención del contagio. “Desde la Seaic aludimos a la responsabilidad de los padres, tutores y otras personas adultas allegadas, para hacer comprender a los niños y niñas la gravedad de esta pandemia y transmitir que ellos también forman parte de la solución más rápida y eficaz de la misma, siendo cumplidores con lo que los mayores les decimos”, recuerda el alergólogo.

Ojeda considera necesario incidir, al igual que en la población adulta, “en la necesidad de cumplir de forma regular con los tratamientos para el asma en aquellos niños que lo padezcan y en consultar cuanto antes con su alergólogo en caso de síntomas de desestabilización”.

Fuente de información: https://cuidateplus.marca.com/bienestar/2020/03/20/puedes-distinguir-alergia-coronavirus-172441.html